martes, 14 de enero de 2014

Erase una ves, un ángel de la guarda

Erase una vez, una chica que se encontró con su ángel de la guarda en el momento que más lo necesitaba, que necesitaba que las alas de aquel hermoso ángel la protegiera, que la luz de él la guiara y espantara la oscuridad que amenazaba con tragársela y todo comenzó con un simple gesto, algo natural pero poco visto en la sociedad de hoy.
Ella caminaba por la plaza cuando se fijo en el chico sentado en el pasto que miraba fascinado las nubes, se acerco a él sin saber el motivo, no acostumbraba acercarse a personas que ni conocía, como tampoco aquellas que apenas conocía y sabia que al el jamás lo había visto, aunque algo muy dentro le decía lo contrario que sabia quien era él, que sabia su historia y que más de alguna vez había estado segura entre los brazos de aquel muchacho.
Se sentó a su lado y parecía que el ni lo hubiera notado, seguía enajenado en su contemplación del hermoso cielo azul, ella miro hacia las nubes que mantenía tan distraído al chico hasta que ella misma se quedo distraída, no volvió hasta que sintió unos ojos posados en ella, cuando miro era el joven que la miraba con una sonrisa enorme dibujado en su rostro, al instante ella también sonrió olvidando las penas que horas antes la habían agobiado.
-Hola, dijo ella.
-Hola, dijo él.
-¿Cómo estas?, pregunto ella sonriendo, él seguía mirándolo con tanta calidez y familiaridad, como si se hubieran conocido toda la vida.
-Bien, feliz al tenerte otra vez a mi lado, dijo él, ella lo quedo mirando extrañada estaba segura que no lo conocía.
-Me vas a perdonar pero no recuerdo haberte conocido antes, dijo ella.
-En esta vida lamentablemente no nos pudimos conocer, me tuve que marchar muy temprano antes de volverme a cruzar contigo, pero me han escogido para ser tu ángel de la guarda, dijo él mirándola fijamente, aunque sonaba muy rara la conversación, y pareciera que el muchacho tuviera algún problema metal, ella no sintió esa necesidad de levantarse y marcharse.
-No nos conocimos, mi ángel de la guarda, en cambio fueron las palabras que salieron de sus labios, él se güiro a un costado y tomo la flor blanca que tenia a su lado se la dio a ella, que la quedo mirando y en cada uno de sus pétalo pudo ver recuerdos de otras vidas, siempre acompañada al lado de él, protegida entre sus brazos, amada entre sus besos, comprendida entre miradas, vidas que comenzaban cuando eran jóvenes y terminaban en su mayoría cunado eran ancianos, pero en el pétalo de la vida actual no estaba él a su lado, había un vació que su corazón sabia y que ella no comprendía.
-Por qué esta vida no la compartiremos juntos, dijo ella mirando la flor para que él no pudiera ver las lagrimas que comenzaba asomarse en sus ojos.
-Si la compartiremos, yo siempre cuidare de ti desde el cielo, seguiré tus logros desde arriba, dándote mi apoyo, estando a tu lado aunque no me veas, podrás sentir mis abrazos, mis dedos atrapando una lagrima cuando estés triste, pero no me gusta que estés triste, verte llorar todo los días me duele y no poder estar a tu lado, verte desear la muerte me atormenta, no poderte decir que la vida es hermosa en cada instante, en las cosas simple, dijo él tomándole el rostro de ella para que lo viera, se acerco a ella y la beso con el mismo cálido beso que la había besado muchas veces en vidas pasada cuando ella lloraba, con los mismos besos que le había dado en su frente ahora que era su ángel de la guarda para calmar esas lagrimas que veía en sus rostro cada noche, en cada momento que ella estaba sola.
-Por ti seguiré adelante siempre, mientras sigas iluminando mis días, pero quiero que me prometas que nos encontraremos otra vez, dijo ella mirándolo a lo profundo de sus ojos y con una leve sonrisa en su rostro.
-Nos volveremos a ver cuando tu tiempo en esta vida termine, te prometo que te estaré esperando en el cielo para tenerte otra ves en mis brazos, acariciar tus pelos y dibujar sonrisas en tu rostro, pero ahora también prometo ser la luz que ilumine tus caminos, que espante las oscuridad de tu vida, que limpie las lagrimas de tus ojos, el que proteja en sus alas de todo mal, seré el ángel de la guarda más abnegado, el más entregado a su misión, el que te de el ultimo beso cada noche y el primero cada mañana, dijo el chico levantándose del pasto ya era hora que se debía marchar, ella seguía sentada sin mirarlo, aunque comprendía que esto iba a pasar no quería, él la miro con una sonrisa antes de echar a caminar, no quería decir adiós, porque aunque ella no lo viera él estaría siempre a su lado, fue en el momento que le dio la espalda cuando sintió que ella se levantaba y corría abrazarlo por la espalda, apoyando su cabeza en ella le dijo.
-Te iré a dejar siempre nuestras flor blanca, que en cada vida había sellado nuestro amor, te are siempre sentir orgulloso de mi, serán para ti mis últimos buenas noches y mis primeros buenos días.
Él se volteo y la abrazo fuertemente, al igual que a ella a él también le dolía mucho que la vida hubiera sido caprichosa en esta oportunidad y no les hubiera permitido vivir junto, pero agradecía que lo hubiera puesto como el guardián del ser que más lo había amado y al cual amaba más que otra cosa, se acerco de nuevo a ella y la volvió a besar, cuando ella abrió los ojos él ya no estaba y de toda aquella extraña situación solo le quedaba la flor blanca en su mano.
Como lo prometió averiguo donde estaba enterrado, y para cada ocasión le dejaba una flor blanca para él, se esforzó por ser una buena persona, cumpliendo sus sueños, no se negó a nuevos amores, pero nunca ninguno la lleno por completo, pero se consideraba una persona afortunada y feliz, y cuando fue llamada se volvió a reunir con su ángel de la guarda el que la vino a buscar con una flor blanca en su mano para llevársela con él, feliz porque ella había cumplido y había sido una persona llena de bendiciones, feliz y realizada, ahora a ambos les tocaría vivir una nueva vida junto, en otra época, pero seguros en esta ocasión que sus manos se enlazarían hasta el final.
FIN

He echo otro tipo de entrada este catorce para ti mi ángel espero que te haya gustado, ya son dos años cinco meses desde tu adiós, te quiero mucho, también he echo un dibujo tuyo, no soy de las mejores dibujante pero lo he echo con cariño para ti.
Con un beso y un abrazo en esta ocasión,
con un beso y un abrazo para el ser,
con un beso y un abrazo siempre para ti.



3 comentarios:

  1. Emociona leerte... desde tu mente se abren las alas de la esperanza que seguro un día se van a reunir con él.
    Precioso texto, besos.

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  2. Jo, yo también me he emocionado... en serio, me ha encantado este homenaje. No podía para de leer... ha sido una historia preciosa! Y muy realista, porque hay veces que queremos marcharnos y reunirnos en seguida con esas personas que ya no están aquí... pero entonces caemos en la cuenta de que tenemos que vivir y disfrutar lo que ellos no pudieron para que estén orgullosos de nosotros y así el reencuentro sea más emotivo y feliz, si cabe ;) Y dibujas muy bien! Jaja me encanta el retrato ^^
    Un abrazo y pásate cuando quieras :3

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  3. Me encanto tu entrada, muy bello relato, y como ps todo lo dijo el comentario de arriba, de hecho yo llegue a tu blog por esa persona y tiene razon escribes con pasión.
    un abrazo "! (:

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